martes, 7 de agosto de 2007

El alma, el limbo y los mendigos

Clarín, 20 de abril de 2007
La Iglesia Católica abolió el limbo, el lugar al cual iban las almas de los niños muertos antes de ser bautizados, ya que ese concepto "refleja una visión excesivamente restrictiva de la salvación". Así lo establece un documento de la Comisión Teológica Internacional (CTI) aprobado por el papa Benedicto XVI y publicado hoy.
Para la Iglesia, la decisión se debió a "un problema pastoral urgente", debido al incremento de la cantidad de niños muertos sin bautismo. La referencia tiene que ver, sobre todo, con el aborto. "La misericordia de Dios quiere que todos los seres humanos sean salvados", dice el texto, por lo cual la exclusión de niños del Paraíso no refleja el amor de Cristo.
La CTI discutía el documento (que se tituló "La esperanza de la salvación para los niños que mueren sin ser bautizados") desde 2004, cuando era presidida por el actual Papa, el alemán Joseph Ratzinger। El presidente de la Comisión, cardenal William Levada, le presentó el 19 de enero pasado el documento a Benedicto XVI, quien lo aprobó y autorizó su publicación.


La glorieta de Quevedo amanece en un sábado más, como dice el tango, que ahora suena en acordeón a piano tocada por inmigrantes del este. Inmigrantes en España, todos de alguna manera lo somos. En mi caso me declararon emigrante por ser Español aunque no nací aquí y por tanto no pertenezco a los inmigrantes. De modo que debo abrir mi corazón generoso y entender por qué tanto tullido de la Europa del Este viene a mendigar a Madrid. Por qué en cada esquina, en cada andén de metro, en cada vagón entra un inmigrante con un acordeón a piano desvencijado y toca encadenadas las mismas tres melodías: cielito lindo, bésame mucho, la cumparsita: -¡qué carajos!- me oigo murmurar, -¿es que acaso en Rumania, Chechenia, Budapest o Estonia son las únicas tres canciones que se escuchan?- Recuerdo luego los sainetes de principio de siglo, pero de siglo XX, en Buenos Aires y empiezo e tener la impresión de que todo se repite aquí, cien años después. Cien años de soledad, en un pablado como Mancondo pero virtual que se esgrime en París, Roma, Madrid, y que habita tanto en La Defense , Champs Elissee, Roma Termini, Piazza Spagna, Atocha…Puerta del Sol… con la eterna dinastía de Aureliano Buendía y su destino fatal.
Entonces pienso en las almas de tantos niños que desde el año cien después de Cristo más o menos hasta el veinte de abril de dos mil siete murieron sin bautizar y estaban en el limbo, hasta la fecha memorable en que el papa Ratzinger declaró que ya no estarían más allí e irían al cielo. -Pertenecer tiene sus privilegios, me dije – y seguía escuchando cielito lindo desde el fondo de La Glorieta. La congestión de almas que por estas horas habrá en la puerta del cielo, que debe tener controles más estrictos que los de los aeropuertos de la Unión Europea, ni que hablar de los trenes. Cielito lindo de contrabando… hay hay hay hay , canta y no llores. En el Vaticano el curita Polaco me echó de la puerta cuando llevaba prisa por hablar con Dios, para confesarme, y ahora me encuentro en Madrid más sólo y en problemas porque debo abrir mi corazón a tanto miserable del este y no lo consigo. Es más, se me despiertan terribles instintos criminales y sueño que llego hasta al lado de uno de estos músicos y lo rocío con un ácido mágico, que lo hace desaparecer y desmaterializarse como los invasores de aquella serie vetusta de TV de los años setenta. El ideal del exterminio, pienso: -erradicarlos y que ni siquiera su cuerpo quede en la acera: Y vuelvo a recordar que al único que exterminaron y no dejó rastros corporales sobre la tierra armó tanto rollo post mortem que ni quiero imaginar un par de miles que están habitando este cielito lindo, de Madrid, de contrabando.
Y millones de angelitos que tendrán entre un día y dos mil años, en caso de que el alma nunca se haya reencarnado, que estarán habitando por estos días el cielito lindo, celestial, de contrabando, gracias a Ratzinger, ahora Benedicto. Y millones de senegaleses, marroquíes, argelinos, chechenos, ucranianos, polacos, croatas, sudacas, mexicanos que están - estamos habitando este cielito lindo, europeo, de contrabando. Y este calor primaveral que envuelve la plaza de Quevedo, el día después del día en que decidí decirle a dios al cielito que me pertenecía por derecho propio y habitar el otro, el de contrabando. Bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez, suena tan mal: ahora es el recuerdo del último beso, que tampoco fue bueno porque nunca aprendí a besar, que te dí en la noche marplatense cuando sabía que nos decíamos hasta más vernos, que era el nunca más, y no el del libro argentino de Ernesto Sábato y Magdalena.


Que pasará en el cielo verdadero ahora। El cielo debe ser el lugar donde convergen todos los cielos del universo, inclusive el de este rumano que tengo cerca y me aturde. Debe haber un cielo para los no bautizados y otro para los que sí. Un cielo para los que fueron valientes en la batalla y uno para los que no. Un cielo para los rojos y otros para los del español PP. Pero el cielo absoluto debe ser relativo: Somoza no debe estar en el mismo cielo que Gandhi o la madre teresa. Henry Ford, Adolf Hitler y Charles Chaplin deben tener parcelas especiales de cielo, según las circunstancias. El vegetal Almirante Massera quizás sea vecino de alguno de estos. Mis psicólogo me enseñó una técnica hace años para cuando estuviera angustiado -¿qué te gusta?- me preguntó, y a la vida se refería.

- un chiringuito cerca del mar en una playa del caribe, Varadero o Punta Cana, le respondí iluminado por la sensación
- ¿qué hay ahí? – insistió él
- Música tropical, mojitos, cerveza fría y langostinos a la plancha… además de un par de morochas alucinantes- le complementé
- Cada vez que la angustia te esté por zozobrar tenés que cerrar los ojos y respirar por la nariz, sosteniendo el aire, y exhalarlo por la boca mientras recrees hasta el infinito iterativamente esta escena- recomendó
- ¿Es una llave para salir de la opresión?- le pregunté
- Tal vez – dijo haciendo respetuoso silencio
Iterativamente vuelve a sonar por enésima vez la comparsita para luego empalmar con cielito lindo, en la glorieta de Quevedo, este sábado madrileño tan acogedor, cálido y primaveral. Vuelvo a escuchar cielito lindo y pienso en el papa y en Zapatero con sus políticas inmigratorias, pienso en mi Mar del Plata, de mi Buenos Aires querido, pienso en vos…
… cierro los ojos, acordate que menos es más… siento una voz en el oido, cierro la boca y empiezo a aspirar sólo por la nariz, absoluto silencio ¡Milagro en Madrid!, exhalo, inhalo, repito… comienzo a escuchar suave la música caribeña y ahora creo que es… guantanamera… y una ola de mar caribeño se mete en la fuente de la Glorieta de Quevedo y salpica mis zapatillas Nike en la vereda de enfrente… y un olor de langostinos me invade y abro los ojos… y ya no es de contrabando el cielo que habito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Soberbio relato... comparto lo que se puede de él