sábado, 12 de septiembre de 2009

Circular

Fulana de un tal extraño. Aún no sé en realidad nada de tí. Escasa y necesariamente nada. La tarde de hoy muda en apariencia entreviendo otro significado: me sugiere tantas cosas... pero aún no logro comprender de qué se trata. Una y mil formas. Necesito música, si pudiera ser triste y melancólica, mejor.
Aquí me atormento y allí me mato. Muero e imagino nuevas vidas. Un tren japonés descarrila y todo se hace más mundano. Maldito error. Maldita moral moralina que me pone en el otro andén cuando el deseo me acerca de forma cavernícola e inexorable a Fulana de Nadie, acerca de una historia casi imaginaria, casi real. Opio, rapé, alcohol, noche que llegarás antes o después y me vas a tomar por la cintura, susurrando lo imposible. Firmando el documento que no podremos cumplir. Vacío: existen muchas ventanillas para pagar y muy pocas para cobrar, cobrar a derecho, cobrar a satisfacción lo que esperamos se debe dar.
En fin, nadie dijo que esto debía de ser justo. Nadie prometió igualdad, ni infinita alegría. Nadie prometió ni siquiera momentos. Pero alguna vez los descubrimos y luego sabemos que los momentos existen; que pueden ser.

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